Salud sexual
Dr. Santiago Cedrés – Sexólogo
La Organización Mundial de la Salud define a la salud sexual como un completo estado de bienestar físico, mental y social con respecto a la sexualidad que exige un enfoque positivo y respetuoso de la relación sexual.
¿De qué depende que podamos vivir una sexualidad sana?
Se pauta por parámetros temporales, por cuántas veces uno tiene relaciones, por cuánto dura la relación sexual, por la cantidad de orgasmos que uno tiene en el mes o en el año y no hay parámetros subjetivos, lo que sí sabemos es que para poder vivir una sexualidad sana hay que tener actitud de disfrute.
No se puede estar con fobia al sexo, ni tampoco ser adictos al mismo. No favorece tener temores, vergüenza, culpa, creencias infundadas.
La sexualidad depende de un montón de componentes fisiológicos (cómo estamos de la próstata, de la salud genital, el aparato hormonal, la salud circulatoria, vascular, la frecuencia cardíaca, entre otros) y psicológicos (ansiedad, depresión, mal humor).
Tienen gran influencia también los factores aprendidos, cómo nos educaron sexualmente, qué valores nos transmitieron, qué experiencias sexuales anteriores tuvimos, de dónde vinimos, si hubo situaciones de abuso, violencia o discriminación.
Tanto el hombre como la mujer pueden presentar disfunciones sexuales en las diferentes etapas de la vida.
En el varón menor de 40 años la disfunción sexual más frecuente es la eyaculación precoz, se denomina así cuando siempre o casi siempre eyacula antes del minuto de haber comenzado las relaciones sexuales. Dicha disfunción tiene tratamiento médico que permite demorarla así como también se enseñan ejercicios para hacer, donde se aprende a controlar ese reflejo que se dispara rápido.
A veces es mucho más frecuente en el varón joven, por el debut sexual, la ansiedad, el estrés. Esto puede generar conductas evitativas para no tener relaciones sexuales porque saben que van a fracasar. Es importante saber que es muy fácil de corregir.
La disfunción eréctil trata de no poder lograr la erección o no poder mantener la erección para poder tener una relación sexual satisfactoria. Es un tema circulatorio ya que se tiene que llenar de sangre los cuerpos cavernosos que son los que están dentro del pene y ahí se logra la erección. También se puede deber a temas hormonales, a veces el descenso de testosterona.
En el varón la testosterona es diferente en función de cada etapa de la vida, es un pico a los 18-20 años que es la mayor potencia sexual y después empieza a bajar un 1% cada año de vida.
Lo que se busca es que la persona tenga el 100% de la testosterona que el corresponde según su edad ya que esta hormona es la de la iniciativa sexual.
Es la disfunción más frecuente y la que más incide en la autoestima del varón ya que pierde confianza y seguridad de poder tener y generar placer. Repercute mucho en la pareja ya que se disparan otros mitos como puede ser el de la infidelidad o falta de atracción. Se le pregunta al paciente si le bajó la cantidad de erecciones espontáneas de mañana, siendo necesario que una vez cada dos o tres días se despierte con una erección plena.
Una tercera disfunción es la eyaculación retrasada, el orgasmo asténico el cual no tiene intensidad, es liviana. Pasa con pacientes operados de próstata, diabéticos, al que se le tuvo que instrumentar la vía urinaria.
La sexualidad es el “espejo” de la salud corporal, siendo varias enfermedades enemigas en estos temas en las distintas etapas de la vida: hipertensión arterial, cardiopatías, infartos, diabetes no diagnosticada, cáncer, uso de psicofármacos.
En la mujer en todas las etapas de la vida la disfunción más frecuente es la pérdida de deseo.
Se debe conocer la causa, cuándo empezó, si hay una situación psicoemocional determinada, si se está viviendo un momento conflictivo con la pareja, si es una pérdida del deseo con la pareja pero por afuera hay un deseo sexual intenso, si falta motivación, entre otros.
En la consulta médica se solicita para conocer el nivel de hormonas sexuales, estudios generales como el de la insulina, tiroides, hierro, vitamina B12, etc.
Desde el punto de vista orgánico esa pérdida del deseo muchas veces es el motivo de separación en la pareja. El deseo sexual es como un barómetro de la salud de la relación. Muchas veces la pareja que tiene una sexualidad satisfactoria tiene muchas más chances de pasar bien a futuro y tener muchas chances de lidiar con todas las dificultades que tengan.