El poder antiinflamatorio de las frutas de verano
Valentina Ponce de León | Lic. en Nutrición
El verano nos ofrece una gran variedad de frutas frescas que aportan poderosos beneficios para nuestra salud.
Dentro de las frutas de estación, podemos encontrar opciones como sandía, melón, frutillas, naranja, duraznos, kiwi, papaya, ciruelas, pera, uvas y arándanos.
Estas frutas se destacan principalmente por su alto contenido de antioxidantes, como la vitamina C y los polifenoles, que ayudan a fortalecer nuestro sistema inmunológico, combatir el estrés oxidativo y reducir la inflamación en el cuerpo. Estos compuestos actúan neutralizando los radicales libres, que son responsables de dañar las células y provocar inflamación crónica, contribuyendo a la aparición de enfermedades como las cardiovasculares.
Además de sus propiedades antiinflamatorias, las frutas nos brindan una excelente fuente de vitaminas y minerales esenciales, y son una forma natural de mantenernos hidratados, gracias a su alto contenido de agua. Esto es fundamental en los días más calurosos, cuando el riesgo de deshidratación es mayor. También son ricas en fibra, lo que no solo favorece el tránsito intestinal y previene el estreñimiento, sino que además promueven la saciedad, ayudando a controlar el apetito de manera saludable.
Algunas ideas sencillas para incorporar estas frutas en nuestra alimentación diaria incluyen agregarlas a ensaladas frescas, la clásica ensalada de frutas o combinadas, por ejemplo, una ensalada de hojas verdes con frutillas, arándanos o rodajas de durazno. También se pueden preparar licuados, smoothies, helados caseros, brochettes de frutas o simplemente disfrutarlas solas como un snack refrescante en la playa o en casa.
Incluir frutas en nuestra dieta diaria no solo aportará frescura y sabor, sino que también protegerá nuestra salud, ayudando a combatir la inflamación y nos mantendrá hidratados durante el verano.