Cuando el consumo de alcohol comienza a ser un riesgo

Dra. Ruth Gajer | Psquiatra especializada en infancia y adolescencia

El alcohol es la sustancia de mayor prevalencia entre los adolescentes; 8 de cada 10 adolescentes de enseñanza media han experimentado con alcohol alguna vez en su vida y antes de llegar a los 18 años, el 95% de ellos han consumido alguna vez1. Esta etapa de la vida viene acompañada de asumir mayores riesgos, conocer lo nuevo, buscar el placer y bienestar, ser más impulsivos y preferir la compañía y aceptación de sus pares. “El consumo de alcohol y otras sustancias puede constituir un signo identitario para un amplio sector de adolescentes”2. No existe consumo sin riesgo en menores de 18 años. Cualquier consumo de alcohol posee un efecto negativo sobre la percepción y las habilidades suponiendo un riesgo para la salud y la seguridad. La OMS señala que el consumo de riesgo estaría relacionado con la cantidad de alcohol que se consume. Dado que el cerebro del adolescente es un órgano en desarrollo, el alcohol puede bloquear temporalmente su plasticidad afectando los aprendizajes, la memoria, la planificación de tareas, todos estos daños cognitivos inducidos por el alcohol. En la adolescencia no hablamos de adicción sino de consumo. Muchos de nuestros chicos presentan la convicción de que resulta imposible divertirse sin el aporte de alcohol, quedando entonces su consumo muy ligado a las salidas de fines de semana, a “las previas”. El inicio del consumo es cada vez más temprano (edad de inicio promedio en nuestro medio: 12.8 años) y se consume cada vez más. Preocupa la baja percepción de riesgo, la naturalización del consumo. La mayoría desconoce las posibles complicaciones. Es fundamental el acompañamiento del adulto. Los riesgos asociados al consumo fundamentalmente son los vinculados a la intoxicación (borrachera). El alcohol no es un estimulante sino un depresor del Sistema Nervioso Central que produce desinhibición de las conductas y de las emociones. Las intoxicaciones generan un terreno fértil para que los chicos se involucren en peleas, accidentes, problemas en vínculos sociales, pareja, conductas sexuales de riesgo. Algunas intoxicaciones de los adolescentes son accidentales, pero muchas son producto de una búsqueda deliberada. El individuo alcoholizado ve afectada la capacidad de cuidar de sí mismo y de sus pares.

1 | Junta Nacional de Drogas
2 | Cabajal, Rossi, Bottril 2012

¿Qué hacemos como padres?

Debemos saber que somos modelos de conducta para nuestros hijos. Es en el hogar donde aprenden las habilidades de afrontamiento y resolución de problemas.

Los hijos de padres alcohólicos tienen mayor riesgo de desarrollarlo.

Lo difícil es encontrar el equilibrio entre el modelo permisivo y el modelo autoritario, ninguno de los extremos será beneficioso para nuestros hijos.

Como padres debemos estar atentos a la tendencia a la impulsividad de nuestros hijos y ver si se exponen de forma reiterada a situaciones peligrosas. Aquellos adolescentes muy impulsivos estarían en mayor riesgo.

Resulta muy importante no habilitarlos a tomar en el hogar. El acceso a bebidas alcohólicas en el hogar es un factor de riesgo.

La supervisión parental es vital en los primeros años de la adolescencia si se quieren prevenir estas conductas.

Los hábitos de los padres tienen un impacto importante y un estilo de crianza en el que se equilibren reglas y escucha es siempre muy beneficioso; más aún si son ambos padres los que están involucrados.

Por lo tanto, el consumo de alcohol en adolescentes siempre conlleva un riesgo, la presencia parental, la supervisión, los límites y el acompañamiento puede paliar el mismo.

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