Entrevista a Iván Kirichenko
Iván es Consultor en Comunicación, Director de la agencia Signo, Profesor de Periodismo en la Universidad Católica del Uruguay.
Empezó a escribir libros infantiles para su hijo Valentín, luego esos personajes fueron ilustraciones y hoy a todos nos cautivan las aventuras de Polo y Analía.
¿Cómo llegaron Polo y Analía a tu vida? ¿Qué despertó en vos el escribir cuentos infantiles?
La inspiración llegó con la paternidad. Comencé a descubrir ese nuevo mundo de acompañarlo a dormir con la lectura de cuentos y me encantó. Una noche -vaya uno a saber cuándo- le di el último beso antes de dormir y cuando salí de su cuarto pensé: “Me gustaría escribirle cuentos”. Para mí escribir es un placer y una costumbre, así que a partir de ese momento todo se dio con mucha naturalidad. De allí surge la idea de escribir cuentos breves, que conjugaran el conocimiento de la geografía, de los países y de sus costumbres, mediante historias que dejaran al menos un mensaje.
¿Qué tanto de tu infancia tienen estos personajes? ¿Dónde te ves reflejado?
Siendo muy chiquito ya tenía grandes mapas en las paredes de mi cuarto: podía dibujar el mapamundi con bastante precisión, conocía de memoria los nombres de capitales de países remotos, insólitos… Siempre me fascinó la geografía, conocer el mundo, viajar, y conectar historias de películas y libros con los lugares del planeta. Estos personajes tienen que ver con eso, no tengo dudas.
Cuando viajás: ¿cómo te gusta hacerlo? ¿qué atesorás de esa experiencia?
Me gusta que los viajes sean una experiencia cultural: caminar las calles, conocer costumbres, charlar con los habitantes comunes, conocer sus comidas y bebidas típicas, disfrutar expresiones culturales, “respirar” el lugar. Es lógico y muy importante conocer los lugares icónicos de una ciudad, por ejemplo, pero prefiero ese cúmulo de experiencias sin agenda antes que los viajes enfocados en aquellos sitios -generalmente monumentos, museos o iglesias- que se entiende “imprescindible” conocer.
¿Cómo fue el proceso para que Polo y Analía quedaran representados en ilustraciones? ¿Qué se tuvo en cuenta?
La ilustración es lo que explica que Polo y Analía se hayan convertido en libro. Es una linda anécdota: en rigor yo no tenía mayor aspiración que escribir cuentos para mi hijo Valentín. Pero luego de escribir los primeros advertí que un cuento no tendría éxito sin una ilustración. La primera persona en la que pensé fue Paz Sartori, a quien conozco desde hace años y que tiene un talento increíble. Le ofrecí comprarle ilustraciones, pero su respuesta me sorprendió: “¿y por qué no hacemos un libro juntos?”, me contestó. Ahí comenzamos este camino. Hacemos un gran equipo y, si bien mi foco es la redacción y el de Paz la ilustración, conversamos todo e intercambiamos ideas. Para convertir a Polo y Analía en cuerpos y caras, proyectamos a dos amigos occidentales y sin aspectos que los pudieran identificar específicamente con algún país o zona del mundo.
¿Qué mensaje nos dejan estos amiguitos viajeros?
Los mensajes son una constante en sus cuentos. Desde la idea original pensé los cuentos como un vehículo para transmitir mensajes de valor a los niños. En su primer libro, las historias de Polo y Analía hablan de la tolerancia entre quienes tienen diferentes culturas y religiones, de la resiliencia necesaria para levantarse a pesar de una caída, de la importancia del trabajo en equipo, de la capacidad de adaptarse a un entorno geográfico adverso, de recibir a los inmigrantes, de respetar a los animales en su hábitat, de cultivar la paz o de proteger al medio ambiente.
En el segundo libro incorporamos mensajes con una fuerte carga de actualidad, como la importancia de vacunarnos, el papel importante que tiene la ciencia y los científicos, el rechazo al bullying, aceptar sin traumas que no todos podemos “jugar como Maradona”, y también otros clásicos como dar el máximo esfuerzo, cuidar la libertad, valorar las capacidades únicas que tiene cada uno, aportar al equipo con lo que uno pueda, o respetar las reglas del juego.
¿Qué les agradecerías ahora que ya son parte de tu día a día?
Estos dos últimos años estuvieron marcados por mensajes escritos e imágenes de niños de todo el país leyendo estos cuentos, aprendiendo, soñando, e incluso en muchas clases de primaria han utilizado estos libros para conocer de geografía. Todo eso, que me emociona cada vez que lo recibo, se lo debo a Polo y Analía. Para ellos tengo un enorme agradecimiento porque son fuente de inspiración y de motivación desde hace ya más de dos años. Gracias a Polo y Analía descubrí -para mi sorpresa- una capacidad que estaba en mí pero desconocía, y es la posibilidad de escribir cuentos para niños con un enorme placer. A su vez me llevan a viajar por lugares que todavía no he conocido, y eso es algo que aprecio mucho. Más aún, gracias a Polo y Analía hemos armado con Paz este equipo que todavía tiene muchas historias por crear.