Bienvenidas las deseadas vacaciones
En los hogares con niños o adolescentes la llegada de las vacaciones implica un cambio en la rutina de la familia, más cuando los padres pueden compartir algunos días, pero por cuestiones laborales no pueden estar los dos meses acompañándolos.
Esto lleva a la opción que parece ser la más rápida, fácil y tentadora: tiempo frente a las pantallas.
En el caso de los más pequeños debemos buscar opciones de ocupar el día sin recurrir a las mismas ya que es bien sabido que el uso excesivo genera consecuencias negativas con relación a su desarrollo cognitivo, social y afectivo. El tiempo de pantalla debe ser mesurado, con límites de horario claros y nunca ser ofrecido como la principal actividad diaria.
Las vacaciones son una especial oportunidad para nutrir lo recreativo y lúdico, para fomentar el desarrollo de habilidades emocionales y sociales, también de desarrollo cognitivo al ir presentando espacios novedosos que requieren poner en práctica el ingenio y desarrollo motriz.
Jugar en un espacio libre de estrés, donde prime la distención y el disfrute aseguran el bienestar emocional y fortalecen la creatividad y la imaginación. La propuesta de actividades debe fomentar el juego, el movimiento, el descubrimiento y la exploración.
En las familias donde hay adolescentes el tiempo libre pasa a ser sinónimo de amigos, salidas fuera de la casa, estar en internet o con videojuegos.
En estas edades el espacio de conversación y escucha es muy importante para establecer expectativas de conductas y reglas, con consecuencias positivas y negativas en relación a su cumplimiento.
Los permisos de salidas y horarios dependerán de la cultura familiar, de la edad y del comportamiento del adolescente, sabiendo que no tiene que ser el mismo para todos. En los casos donde se ven conductas más impulsivas, el monitoreo debe ser más de cerca y los permisos puede que sean más acotados.
El que exista más tiempo libre o que se encuentren más solos no significa que los padres renuncien al derecho de supervisión de actividades, pues todo padre debe saber dónde y con quiénes están sus hijos.
Otro tema es el consumo de alcohol, ya que sin horarios u obligaciones hay más tiempo para animarse a experimentar.
La recomendación de los expertos es que no se debería consumir alcohol antes de los 21 años ya que no se ha terminado el desarrollo cerebral, pero lograr esto se hace muy difícil en una cultura donde el consumo de alcohol está normalizado.
Por eso, se deben establecer los límites y brindarles información sobre los riesgos a los que se enfrentan por un consumo excesivo o incorrecto. Ejemplo relaciones sexuales no cuidadas, espacio de peleas, accidentes vehiculares, animarse a probar sustancias lo cual puede llevar a una adicción a edades tempranas. Es importante el que existan consecuencias en el caso del no cumplimiento de los acuerdos pautados.
En ambos grupos de edades, desde el hogar se debe mantener la estructura de una rutina. Si bien las vacaciones corresponden a tiempo de descanso y ocio necesario para el ser humano, donde puede primar la flexibilidad, la falta de predictibilidad en cuanto a los ciclos de sueño-vigilia y alimentación, generan una sensación de descontrol que se puede asociar a desregulaciones emocionales.
Deseamos que este tiempo sea de lindos momentos familiares que sean el recuerdo del mañana.