Una de las consultas más frecuentes a la hora de recibir a una pareja es lo que denominamos “acomodación de ritmo sexual en la pareja”. Se refiere, como lo dice su propio nombre, a la capacidad de los miembros de la pareja para adaptarse y equilibrar sus necesidades y deseos sexuales, tomando en cuenta las diferencias que puedan existir entre ellos en cuanto a la intensidad, frecuencia, tipos o estilo de la actividad sexual. 

Este proceso requiere de una gran herramienta que es el diálogo, la comunicación, la empatía, la flexibilidad y el compromiso mutuo para encontrar un ritmo que sea satisfactorio para ambos, respetando las diferencias individuales y buscando una solución que no cause frustración ni malos entendidos.

Recordemos que para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la salud sexual se define como un estado de bienestar físico, emocional, mental y social en relación con la sexualidad.  Incluye no solo la ausencia de enfermedades o disfunciones, sino que también es importante un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y las relaciones sexuales; es por esto la importancia de poder hablar en confianza.

Algunos factores que influyen y en los que trabajamos en la consulta (individual o en pareja según lo resolvamos) son: 

• Deseo sexual: Las personas pueden tener niveles de deseo sexual diferentes en distintas etapas de la relación y a lo largo de la vida. 

• Estilo de vida y estrés: El trabajo, las responsabilidades familiares, la salud o factores emocionales pueden afectar la energía y el tiempo disponible para las relaciones sexuales.

• Salud física y mental: Factores como la autoestima, el estar atravesando una enfermedad, la fatiga física o mental y las alteraciones hormonales pueden influir en el deseo sexual y el ritmo de la actividad.

• Comunicación: Lograr hablar abiertamente sobre las expectativas, necesidades y deseos sexuales es fundamental para una acomodación efectiva.

• Intimidad emocional: El nivel de conexión emocional también juega un papel importante en el deseo y la satisfacción sexual, ya que la cercanía emocional puede potenciar la experiencia sexual para ambos a sabiendas que varía según las circunstancias, edades, etc.