El auge de las infecciones respiratorias en los niños
Prof. Adj. Dr. Álvaro Galiana | Pediatra
En esta época del año, se constata un aumento en las consultas vinculadas a las infecciones virales respiratorias (IVR). Debido a los cambios climáticos, como lo son las bajas temperaturas, los niños, en particular los escolares y preescolares, permanecen sus horas de clase en lugares cerrados y con poca ventilación, haciendo que los gérmenes se transmitan con mayor facilidad.
Cuando el pequeño es contagiado, es posible que la infección llegue al resto de los integrantes de su hogar, debiendo prestar especial atención cuando conviven recién nacidos, menores de un año o incluso adultos mayores. Si bien la mayoría de las veces se transcurre la enfermedad sin mayores problemas, en algunos casos se pueden generar cuadros graves, que pueden requerir internación en unidades de cuidados intensivos.
Por lo tanto, en estos momentos de mucha circulación viral, se deben tomar las precauciones necesarias para evitar daños mayores:
- Evitar el contacto con niños pequeños en la mayor medida posible.
- Realizar una correcta higiene de manos y cara al regreso de la guardería o escuela.
- Utilizar el tapaboca al estar en contacto directo con niños pequeños y cursando infecciones virales respiratorias.
Si se constata que el niño pequeño está cursando una infección respiratoria, habitualmente se manifiesta rinitis, tos, fiebre en general moderada y decaimiento. ¿Cuándo nos debemos preocupar? Es recomendable que sean controlados por el equipo médico si en la evolución se presenta:
- Tos en exceso que genere cambios de coloración de la piel del niño.
- Picos febriles elevados, mayor de 38,5 – 39 grados.
- Sensación importante de fatiga o dificultad para respirar.
- Vómitos reiterados.
- Ruidos respiratorios.
- Decaimiento marcado y/o dificultad para comunicarse.
El tratamiento inicial es en el domicilio, controlando la temperatura corporal con antitérmicos (Paracetamol o Ibuprofeno), aspirando las secreciones nasales para desobstruir la nariz y favorecer la respiración, alimentar al niño en forma fraccionada y una mayor cantidad de veces, evitando la distensión abdominal que pueda afectar la respiración. La habitación donde permanecen los niños debe ser con temperaturas intermedias, (alrededor de 20 grados) y bien ventiladas.