Impacto psicológico del cáncer de mama
Lic. Mariela García – Psicóloga
Las reacciones emocionales que provoca el diagnóstico de cáncer en el paciente dependen, entre otras cosas, del órgano afectado. Es por ello que el cáncer de mama desencadena respuestas psicológicas específicas, asociadas a aspectos íntimos de la femeneidad, la sexualidad, la maternidad, la imagen corporal, pudiendo afectar profundamente la identidad la mujer.
Una de las primeras preguntas que se realiza una mujer al ser diagnosticada con cáncer de mama es si va a morir e inmediatamente después surge la incertidumbre de si va a poder conservar la mama. Más allá de la mejora en los índices de supervivencia y de que actualmente existen algunos tratamientos menos invasivos, son cuestionamientos que permanecen.
Generalmente, las primeras reacciones son de incredulidad, shock y anestesia emocional, lo que es común al diagnóstico de un cáncer más allá de su localización. El hecho de que la mama es un órgano que cuenta con una carga afectiva muy importante hace que el impacto psicológico del diagnóstico, el tratamiento y las posibles secuelas sea muy significativo en diferentes niveles.
A lo largo del tiempo, la paciente puede ver alterada su simetría corporal, cuestionarse su función reproductora y maternal. La autoconciencia de sentirse diferente frente a la mirada del otro puede interferir en las relaciones de pareja, familiares y sociales.
Otro aspecto que se debe considerar son los efectos secundarios producto de los tratamientos como la alopecia, el cansancio, las náuseas y los vómitos que probablemente impactarán en la calidad de vida de la paciente.
Emocionalmente, el cáncer de mama produce reacciones de ansiedad, tristeza, temor, enojo, depresión, ira, acompañadas de preocupaciones frente a la evolución y pronóstico. La adaptación emocional depende de muchas variables específicas de cada paciente, pero en general existen factores que influyen en ese proceso como la etapa evolutiva en el momento del diagnóstico, los rasgos de la personalidad, la estabilidad emocional, el apoyo familiar y social, la presencia de estresores adicionales.
Por otro lado, para la respuesta emocional de la paciente resulta también relevante el pronóstico, los tratamientos administrados, la posibilidad de rehabilitación, la relación con el equipo tratante, la historia familiar o contacto previo con el cáncer.
En cada etapa del proceso oncológico las necesidades del paciente irán variando, por ello se requiere un acompañamiento psicológico muy cuidado ya que no son las mismas necesidades las de una paciente recién diagnosticada, que las de una que ya transitó un cáncer o una que presenta una recidiva.
También es cierto que, en muchas ocasiones, el replanteamiento existencial que se da a partir del diagnóstico promueve una reevaluación de los objetivos vitales potenciando su nivel de satisfacción con la vida.
Resulta entonces fundamental la intervención psicológica desde el inicio del proceso, tanto para abordar los efectos estresantes como para potenciar las oportunidades, de modo que el paciente cuente con el apoyo del equipo en forma integral y personalizada.